Este libro se mueve entre dos planos. En el primero, una historia de la representaci?n del artista en el paisaje. Cuatrocientos a?os de pintura occidental contemplados a trav?s de la obra de Brueghel, Lorena, Both, Wilson, Friedrich como excusa para formular preguntas que nos afectan a todos: ?a qu? fuerzas obedece la tendencia aparentemente exhibicionista que sugiere la introducci?n del autorretrato en el paisaje? ?Para qui?n representa el artista ese papel de s? mismo? Si ?l est? ah? de espaldas, ?de d?nde sale ese cuadro? Es decir, ?qui?n lo pinta? Por fin, ?de qu? manera nos informa eso sobre nuestras relaciones con nosotros mismos y con el paisaje? Obviamente, depende del paisaje y depende del personaje. En todo caso, las respuestas que hasta ahora ofrecen, tanto la historia del arte como el psicoan?lisis, solo explican cierta parte. Dejando a un lado las lecturas hermen?uticas, semi?ticas o anal?ticas del pasado, este libro presenta la suya propia y muestra, en segundo plano, que tampoco el debate actual, con sus opciones visuales y encarnadas, es capaz de ofrecer grandes mejoras en relaci?n con lo heredado. Ni el racionalismo neur?tico abanderado por iek y los lacanianos, ni el idealismo psic?tico liderado por Lyotard y los deleuzianos, abarcan todos los matices del arte y lo humano. Frente a ambos, lo que aqu? se propone es suavizar los tonos y ampliar la reducida terminolog?a oposicional manejada para dar entrada a direcciones, por momentos, ajenas a cualquier esquizia maniatada: la de los p?jaros y la del fantasma. En relaci?n con ellas, la apuesta es clara: un psicoan?lisis nietzscheano que sugiere otro modo de acercarse al paisaje, a la visualidad, a los cuadros estudiados y a nuestra realidad mutante