Asistimos a la reaparici?n de viejos fantasmas pol?ticos: el nacionalismo, la xenofobia, el populismo ... Se trata de movimientos de introversi?n agresiva caracterizados por la b?squeda de un chivo expiatorio y por el predominio de las emociones sobre la raz?n. El resultado: una amalgama de pasiones muy distinta de la esfera p?blica sosegada que los ilustrados so?aron como fundamento para nuestras democracias representativas. Al mismo tiempo, se ha hecho visible un giro afectivo en las ciencias sociales y las humanidades. Como consecuencia de los avances en el estudio del cerebro, se otorga un papel cada vez mayor a los afectos en nuestros procesos de percepci?n, cognici?n y decisi?n. Y, si bien las noticias que suministran los distintos saberes humanos no son definitivas, las neurociencias parecen indicar que nuestra soberan?a individual es menor de lo que cre?amos. As? pues, ?somos individuos pol?ticamente racionales o m?s bien ciudadanos sentimentales? ?Pueden explicarse los problemas de la democracia contempor?nea como un efecto del peso de las emociones en el proceso pol?tico y la vida social? ?O hay que rescatar a los afectos de su descr?dito tradicional e integrarlos en una concepci?n m?s realista del ser humano? En este exhaustivo trabajo, Manuel Arias Maldonado se enfrenta al desaf?o de arrojar luz sobre la cuesti?n. Con un enfoque admirablemente multidisciplinar, el autor plantea la necesidad de una reformulaci?n de la autonom?a individual y la defensa de una sociedad abierta en la que sujetos m?s sofisticados puedan gestionar reflexivamente sus propias emociones. Sin duda, somos demasiado humanos para lograrlo del todo, pero ser?amos menos que humanos si dej?ramos de intentarlo.